¿Locura?
Necesito ayuda. Me estoy volviendo completamente loco.
Desde hace un par de meses mi vida ha cambiado completamente. Escribo estas líneas con los pocos retazos de cordura que me quedan.
Soy, o más bien era, escritor de terror y demás ficciones macabras. Escribía asiduamente para revistas y publicaciones de género. Aún la crítica no me alaba, supongo que esperarán a que esté muerto.
¡Malditas voces! ¡Callaos ya! ¡Dejad de susurrarme al oído, no pienso hacer lo que me decís!
Por la mañana, cuando me despierto, mi mente es torturada por fantasías terroríficas y me cuesta saber cuales se han cumplido y cuales no. Dónde está lo real y dónde lo irreal. Si mis recuerdos, en los que he matado algunas noches me pertenecen o han sido dejado allí por esos demonios para torturarme.
Fantasmas pululantes de bellas damas de vestidos blancos y grandes ojos negros me espían y agobian, cuerpos sanguinolentos se arrastran y me persiguen por toda la casa y entes y semidioses pulposos como los que abundaban en la fantasía ( ¿sería fantasía?) de Lovecraft se esconden en mi sótano y me llaman mediante antiguos rituales.
A veces despierto desnudo en mitad del patio de vecinos o en la puerta que da a la calle. Los vecinos y viandantes me miran avergonzados y en muchos casos gozosos. Claro, ellos no me entienden. Son egocéntricos, debería hacer caso a lo que me ordenan las voces.
Tengo miedo. Me aterra acabar como Guy de Maupassant. A veces pienso que nosotros, los escritores de terror tendemos más a enloquecer como chotas. En un porcentaje muchísimo mayor que el resto de las personas. Creo que es de imaginar tantas cosas aberrantes, indecibles, sádicas.
Voy a salir a dar una vuelta, quizá el aire frío de este invierno nevado me calme. Además, en la calle no puedo escuchar el ruido de tambores y voces de ultratumba que sale del sótano.
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No hace más de dos horas que salí y ya me he tenido que volver.
Caminaba por la calle, despacito para no caerme porque el hielo escurría mucho cuando lo he visto. Ya me acompañan también a plena luz del día y en la calle. No me cabe la menor duda.
He visto la pequeña y puntiaguda cola negra de uno de ellos. Se metió por entre la nieve junto a unos contenedores de basura. Me puse a excavar como un poseso pero no pude encontrar nada. Una mujer que pasó junto a mí gritó. La muchedumbre volvió a mirarme con repulsión y asombro. Estúpidos "metomentodo", les voy a...
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Las voces...No he aguantado más. Debía callar las voces de mi cabeza. He salido a la calle con mi pistola y un gran cuchillo de cocina. Han muerto muchos, sin distinción de sexo o edad. Cuando les disparaba a la cabeza o cuando les cortaba el cuello no tenían cara de repulsión. Me he reído. Antes de que viniera la policía me he encerrado en casa. Estoy cansado, tengo sueño. Esto va a acabar ya, por fin. No escucho nada, no veo nada. Paz.
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Acabo de despertar. Estoy apoyado en el escritorio, encima de la máquina de escribir. No hay policías fuera, nadie me persigue. Cada vez es más complicado discernir la realidad de la irrealidad. Quizá todo fuese un sueño y acabo de despertar.
¡Un momento! ¿Qué es ese ruido de tambores?
¡No!¡No!¡No!
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Las voces me dicen que si mato a alguien se irán.
Necesito ayuda.
Creo que me estoy volviendo loco.
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tatas36 -